miércoles, octubre 11, 2006

Una decisión.

Jueves 14 de Septiembre del 2006.

Pasan las horas y no puedo dormir. Se me llenan las manos de arena, entra arena en el saco... hoy todo son inconvenientes.

De repente, una gota en la cara. Llueve. De un salto me levanto y despierto a Montse. Rápido, a la roca. La lluvia aumenta pero no nos importa, estamos a cubierto. Estrechos, pero a cubierto.

Aquí, en este pequeño espacio, es donde retomaremos la clases ya casi olvidadas de la escuela en nuestra infancia. ¿Alguien recuerda como se forman los ríos? Como las rocas mas o menos porosas cierran el paso o abren camino a la canalización del agua.

Pues las rocas que nos cubren son porosas. Después de un rato de lluvia, empieza a caer gotas sobre el colchón, junto a mi cabeza. Y minutos mas tarde, empieza a caer agua sobre la zona de los pies de mi saco. Joder, que nochecita. Nos movemos medio metro hacia arriba y parece que ya no nos mojamos. Aunque solucionado el problema, ahora nuestras costillas y nuestras cabezas, descansan (por decirlo de alguna forma) sobre sendas rocas.

Y así pasan las horas, hechos un cuatro, conseguimos dormir apaciblemente hasta la llegada del día.

Hay que aclarar para quien lea este relato, que la mala noche no es causa de la dificultad de una expedición como la nuestra, sino mas bien por un exceso de confianza y por tanto de nuestra negligencia. Debimos montar la tienda.

El panorama, no es demasiado bueno. Algo mojados, mal dormidos, un cielo totalmente negro y una previsión meteorológica funesta y amenazante de certeza.

Hay que pensar deprisa y tomar decisiones. Ahora no llueve, pero el cielo tiene mala pinta. Realmente nos quedan dos jornadas de navegación y sobretodo nos interesa la segunda. Pero tanto el tiempo como la previsión son nefastos. Parece que hasta hoy las malas previsiones del tiempo se han ido retrasando y hemos salido bien parados, pero la cosa ha cambiado. Con cierta pena hay que finalizar la ruta antes de lo previsto. Así son las travesías y no podemos quejarnos, hemos tenido una semana de un tiempo perfecto y unas navegaciones calmadas y placenteras.

Este es un buen sitio, aquí podemos avisar para que nos vengan a buscar. Seguramente podríamos intentar seguir, y hacer parte de la ruta bajo el agua. Eso no seria un problema, pero la zona deseada es un día mas tarde y es famosa por la viveza de su mar. Quizás mañana la cosa este peor y nos encontremos en una zona inhóspita.

Pero no hay tiempo para tristezas. Si no nos damos prisa volverá a llover, Lo recogemos todo lo mas rápido posible, nos disponemos a cruzar la bahía hasta la zona del chiriguito del día anterior y allí llamar a nuestro transporte para que nos recojan.

Mientras recogemos, no dejamos de mirar hacia el horizonte, donde quedan nuestras dos rutas pendientes, con la esperanza de que el tiempo cambiase milagrosamente, pero evidentemente no es así. El paisaje es totalmente negro. De hecho al final se aprecia una cortina de lluvia bien definida.

No hemos tomado ni un bocado y ya estamos en el agua, no tardaremos ni 10 minutos en llegar al bar, y allí tendremos tiempo para comer.

Es una lastima, la navegación en este estado es encantadora.

Como si nos hubiese estado esperando, nada mas llegar y sacar los kayaks del agua, la lluvia hace acto de presencia. Nos refugiamos en el bar que aun esta cerrado y esperaremos a que sean las 9:00 para llamar al transporte.

9:00 Llamamos por teléfono. Hablo con Miquel, el dueño de la agencia. Le digo donde estamos y que necesitamos que nos vengan a buscar. No hay problema, localizara a un chofer y en media hora nos recogen. Perfecto. Además del transporte nos sirven de Ángel de la guarda.

Llueve poco, mientras vamos comentando las posibilidades que tenemos, vamos comiendo unos cacahuetes con miel y unos zumos. Desde la terraza del bar, vemos un entarimado de madera. Nos vendrá bien. Sacamos cuatro cosas de los kayaks y después de limpiar el casco, de un tirón los depositamos sobre el entarimado. Así no entraran en la furgoneta con arena y nos evitaremos ponerlo todo perdido o rayar en exceso los kayaks.

Llegan los propietarios del bar y abren, ahora podremos tomar algo caliente.

En la playa, solo estamos nosotros, una pareja haciendo footing y un perro que ha venido a saludarnos cuando hemos desembarcado.

Mientras marchan nuestros cafés con leche, va llegando personal del bar. Parece que también es un centro de surf. Uno de los hombres, hace referencia al tiempo y nos pregunta si los kayaks son nuestros. El hombre esta al día de la meteorología de la zona. Supongo que siendo surfista de la zona es normal.

Le explicamos la ruta que hemos hecho y a pesar de que no entiende porque hemos dado la vuelta a la isla asinara de Oeste a Este, tampoco nos da una razón por la que deberíamos haberlo hecho al revés. El vuelve a su trabajo y nosotros a nuestros cafés.

También aparecen a escena los la pareja que corría por la playa. También son surfistas y no pueden ejercer. Llueve pero no tienen olas. Hablamos también con ellos, son alemanes y nos preguntan por los kayaks, su carga y su peso. Dicen que hay una previsión de Beaufort 6-7 en aumento para Cappo Caccia (nuestro destino), aunque no sabemos si para el surf eso es bueno o malo.

10:30 El transporte aun no ha aparecido. Suena el móvil. El Miquel. El chofer no nos encuentra. Intento explicarle mejor donde nos encontramos y 10 minutos después vemos aparecer la furgoneta. Nos despedimos del personal del bar y nos ponemos a cargar los kayaks en la furgoneta.

Una vez dentro, nos dirigimos al camping. En 30 minutos estaremos allí, ya nos quedaba muy poco. Soñamos con la posibilidad de que el tiempo mejore y podamos, de alguna manera, hacer de alguna manera al menos la ruta que mas nos apetecia. Podíamos salir desde el camping y hacer la ruta inversa o bien volver a pedir un transporte hasta la zona deseada. El tiempo mandara.

También soñamos con nuestro Bungalows, después de tantos días durmiendo en el suelo, será un lujo reencontrarnos con la comodidad de una cama. Además sigue lloviendo.

Llegamos al camping y la recepción esta plagada de coches. Mientras yo descargo los kayaks con el chofer, Montse intenta conseguir unos bungalows por los días de adelanto que llevamos, nuestra reserva es para dos días mas tarde.

Me despido del chofer y voy a ver como esta el tema. No hay nada que hacer, el camping esta lleno y la única solución es montar la tienda. Que le vamos a hacer.

Localizamos una zona para acampar en un pequeño montículo donde no se acumulara el agua y dejamos allí los kayaks para reservar el sitio. La tienda la montaremos mas tarde. A ver si deja de llover.

Vamos a comer y a darnos un paseo por el pueblo. Abrigados con forros e impermeable. Tan pronto deja de llover, como cae un chaparrón.

El día transcurrió con normalidad, poco a explicar. Lo normal en días de turismo. Montar la tienda, darse una ducha en condiciones, paseitos, mirar al cielo a ver si mejora... poco mas.

Bueno, algo si hubo una nueva visita al restaurante recomendado. Creo recordad que dejé la explicación para mas adelante.

El restaurante: Les Arenes.

Aquí uno tambien vuelve a su niñez. ¿Recuerdan ustedes cuando les explicaron el sistema metrico decimal?

Pues para quien no asistio a clase aquí les dejamos una pequeña lección:
Esto es MEDIO METRO DE EXCELENTE, FINÍSIMA Y DELICIOSA PIZZA.

Y ESTO UN METRO DE EXCELENTE, FINÍSIMA Y DELICIOSA PIZZA.

Sobran las palabras.

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