martes, octubre 10, 2006

¿Meteorología o sentido común?

Miércoles 13 de Septiembre del 2006.

7:00 Es la noche que hemos dormido mejor. Mientras Montse prepara el desayuno y va empezando a recoger, yo vuelvo a subir al monte “Sinaí”, como Sansón... o como Pilatos... o, no se, es igual que siempre me lio. La cuestión es que una vez arriba de nuevo, recibí los mensajes de la meteo que no llegaron anoche. La previsión es todavía peor que lo que nos habían avanzado el día anterior.

De nuevo a pie de playa, discutimos el tema y nos ponemos de acuerdo. Salimos.
El cielo está claro, no hay viento y el mar está tan quieto como el agua de un pantano. Pensamos que la previsión, como tantas otras veces, se puede desfasar unas horas. De todas formas, si la cosa se complica en días venideros, en esta cala estamos bastante aislados. Si empezamos a navegar y a media ruta hay que pararse, eso que llevaremos avanzado y quizás estemos en una cala mas accesible a civilización o transporte.

La primera parte del recorrido era como el final de día anterior, grandes montañas con pequeñas calas a sus pies, donde de vez en cuando, vemos a alguien pescando o bañándose. Algunas casas dispersas empiezan también a aparecer en el paisaje.

Pero esto vuelve a cambiar, y volvemos a las paredes de piedra afilada y a las pequeñas cuevas en recodos escondidos o disimuladas tras unos escollos.


A lo lejos, se ve una edificación, en medio de una montaña, mirando al mar. Inmejorable situación. Vamos acercándonos y nos extraña su aspecto, no parece una casa. Precediendo a la edificación encontramos en un rinconcito, una cala “completa” Con su arena fina, sus bañistas, su chiringuito y su aparcamiento. Que curioso, seguramente será la única de la zona con buen acceso.

A la altura de la cala, ya podemos ver con precisión la edificación. Evidentemente no era una casa. Era un cementerio con vistas al mar. Quizás sea un cementerios de marineros de la zona.

Tras doblar el ultimo recodo de la montaña donde esta instalado el cementerio, una nueva sorpresa. Un pueblo.

Vemos la mitad en ruinas, con algunas de las casa sin techo y la otra mitad totalmente moderno. Es una visión extraña. Tan arrinconado y dividido por la construcción y la dejadez de la zona antigua. Parece como si un antiguo pueblo se hubiese convertido en una zona de recreo o pueblo de veraneo.

Hasta aquí ha ido todo perfecto, el buen tiempo nos ha acompañado, ridiculizando la previsión meteorología. Hemos podido ver muchos peces saltando del agua. Acostumbramos a ver pequeños grupos de tres o cinco peces saltando, pero hasta ahora no habíamos visto bancos de cincuenta o sesenta peces de un tamaño considerable. Habrá que aprender a pescar. Estoy seguro que hubiésemos cenado pescado cada noche.

Frente al pueblo, hemos comido algo, y seguimos nuestro camino. Antes de encarar la bahía de Porto Ferro, nuestro destino, aun encontraremos alguna cueva y podremos volver a comprobar la transparencia del agua.

Aquí la cosa se complica. Se levanta el viento y ya no nos abandonara hasta el desembarque. Un intenso viento de proa que viene de tierra, de la misma bahía.

Es un viento que a mi no me desagrada. Me hace trabajar y no da descanso, pero después de diez minutos con la cabeza baja, intentando dar la menor resistencia al viento y concentrado en el paleo, noto como los músculos de la espalda se calientan y trabajan(Si si, es curioso, tenemos músculos ahí).

El kayak va recto como una aguja sin necesidad de la orza y tengo la sensación de estar cansado pero de no poder parar hasta llegar a la bahía.

A cincuenta metros de la arena, el viento cambia y pasa a ayudar al paleo. De hecho bajo la orza, recojo la pala en las gomas de mi kayak, y mientras espero que Montse llegue hasta mi, voy avanzando con la única ayuda del viento. Es un momento encantador. Notas el cansancio, la recuperación del cuerpo, y mientras tanto, con la mirada voy escogiendo la mejor de las zonas para acampar.

Tras desembarcar y darnos un baño a comer. Hoy tenemos menú especial. Pasta, con un sofrito hecho con los restos del chorizo de Salamanca, una cebolla, aceite de oliva virgen extra y el tomate deshidratado que nos han regalado y hablado maravillas de el.

El resultado, que queréis que os diga, me estoy relamiendo mientras escribo esto.

Nos ha sobrado pasta. Es curioso que a pesar de hacer mucho mas ejercicio que en Barcelona, no tenemos mucho hambre.

Ya hemos comido, y yo ya tengo la cabeza en otro sitio. La parte de la bahía donde hay gente. Cualquiera podría encadenar mis pensamientos: Gente, civilización, playa, chiringuito... CERVEZAAAAAAAAAAAAA.

Esta algo lejos para afinar la vista, pero quiero suponer que la edificación que veo junto a los coches, es un chiringuito de playa. No aguanto mas. Mi reino por una cerveza fresquita.

Recogemos un poco los útiles de cocina y guardamos las sobras de la comida, para la cena y allá que vamos.

A medida que nos vamos acercando, se me va haciendo la boca agua, es sudor de mi frente aumenta y el ruido de la gente en la playa me resulta imperceptible. Como este cerrado, me voy a tirar llorando tres días.

Mientras vamos caminando, vemos que la playa, a pesar de no ser nudista, conviven vestidos y desnudos con total naturalidad. Cada uno hace lo que quiere sin ser increpado por los demás. Y pienso yo: ¿Es tan difícil de entender? ¿ Porque tenemos que catalogar una playa como nudista o no nudista? ¿Por qué no podemos compartir un espacio tan libre, con total naturalidad?¿Será que aun no somos una sociedad tan abierta y libre como nosotros mismos creemos?¿Será que realmente no queremos ser una sociedad TOTALMENTE LIBRE? No lo se, pero todos estos pensamientos me llevan a la puerta del chiringuito. ESTA ABIERRRRRRRRRRRRRRRTO.

Tengo que poner al día el diario, pero antes que me traigan la cervecita.
La verdad es que entre letra y letra, han caído 3 botellas de 66cl. Bien para quien no este para sumas 66*3=198. Unos 200cl= 2 Litros. Un litro de cerveza por cabeza. Que aunque la señorita no ha insistido tanto, tampoco ha puesto pegas a la hidratación dorada. Si a la cerveza, le añadimos un par de expresos, redondeamos la tarde. Esto es vida.

Y no ha sido solo beber cerveza, Hemos podido poner el diario al día y hemos cazado una avispa (Sin querer ehh, ella se lo ha buscado. Quería cerveza y eso si que no).

Antes de irnos del bar, ya tenemos la previsión del tiempo, es cada vez peor, aunque visto como ha ido el día, la credibilidad de la previsión esta por los suelos. Esperaremos a ver como sale el sol.

Para cenar, los restos de la pasta. Como suele pasar, a menudo la pasta gana con las horas, aun estaba mas buena.

Va anocheciendo y nos metemos en los sacos. Un día mas.
Me cuesta dormir y hoy las estrellas no salen, un par de relámpagos siguen redactando una crónica que no queremos seguir leyendo. A ver si va a llover, dice Montse. No creo, de todas formas si llueve nos metemos en el hueco de aquellas rocas. Detrás, teniamos unas rocas con la parte baja erosionada por el viento o las olas creando una pequeña zona cubierta, ya la habíamos utilizado para hacer la comida. Finalmente conseguimos dormirnos.

No hay comentarios: