miércoles, octubre 04, 2006

Un dia entre cabras.

Domingo 10 de Septiembre del 2006.

7:00 La noche, solo ha sido interrumpida por los intermitentes micro vómitos de Montse (es el proceso habitual, mi sufrimiento me ha costado acostumbrarme).

Hay un poco de viento y unas pequeñas olas. Presagio de lo que vendrá.
Hoy no navegaremos. El tiempo, no es bueno y Montse aun no se encuentra bien. Evidentemente no quiere comen nada. Es absurdo insistir, ya me conozco el paño. Además alguna vez que he conseguido que coma algo acaba vomitándolo. Al fin y al cabo ella sabe mejor que nadie como reacciona su cuerpo en este estado.

De todas formas creo que no es conveniente quedarse en el mismo lugar. Es posible que el señor del día anterior se volviese a presentar y si nos encontrase en el mismo sitio podría pensar que le tomamos el pelo. Hablo con Montse para ver si puede palear 10 minutos (ya no es la primera vez que tenemos este problema) y decidimos mudarnos de cala.

Iremos a la que originalmente deberíamos haber dormido. Cuando subimos hasta la torre de vigilancia pudimos ver que esa cala quedaba escondida. De esta forma, si nos volvemos a encontrar con el guarda, podríamos decirle, que salimos de la cala como le habíamos dicho, pero que el mar no nos dejo pasar de la siguiente cala.

Mientras nos preparamos para salir, nos damos cuenta que hemos tenido otro visitante nocturno. Un tambucho no quedo bien cerrado y alguno de los animales residentes en la zona había pasado a comerse una naranja.

El trozo que hacemos, esta movido, pasamos por una zona de rocas y ya se ven llegar las crestas de las olas que nos acompañaran todo el día. Suerte que estamos cerca. Llegamos, despacito a la nueva cala . Esta llena de algas secas y el desembarco es muy cómodo. Dejamos los kayaks y damos una vuelta para buscar un sitio donde escondernos. Aquí la cosa esta peor, es mas estamos cerca de la pista forestal. Así que, nos quedamos allí mismo. Si viene alguien ya nos apañaremos. Montse hace rato que no vomita, le propongo comer algo. Le he dado un plátano a ver que tal le sienta. A dormir otro rato y descansar. Mientras ella duerme, yo aprovecho para volver a explorar la zona, comer algo y seguir escribiendo.

12:00 Montse despierta ya con un mejor color de cara. Parece que ya esta bien. Ahora toca seguir alimentándola. Un buen plato de fideos chinos y un buen trifásico de Marie brizard y leche condensada reaniman a cualquiera.

Un largo paseo y un bañito nos alegran la tarde. Hemos encontrado una zona entre rocas que se llena de agua a modo de bañera. Ahí sentados, nos entretenemos en ver pasar cabras. Parece un desfile. No pasan ni 20min sin que veamos a un grupito de tres o cuatro. Evidentemente como banda sonora del desfile, de vez en cuando los rebuznos de los famosos (e invisibles burros).
Tenemos suerte, de momento no ha venido ningún animal de dos patas a visitarnos.

A media tarde, llega la previsión del tiempo. Parece que al día siguiente, tendremos buen tiempo para navegar, aunque por la tarde se levantara algo de viento. Intentaremos avanzar un poco para recuperar el día perdido. Todo dependerá del viento de la tarde.
Continúan pasando cabras, es muy divertido. Ahora una negra... mira esa marrón... uy esa que cara de mala leche tiene.

Aunque, hay una cosa que nos llama la atención. Van a beber agua a un sitio en concreto. Esta muy cerca del mar, pero en medio del acantilado.
No sabemos si es que es un punto de agua dulce, o bien es agua salada, pero se sienten mas seguras a la hora de beber, estando en el acantilado. Es un misterio.

Empieza a caer la tarde y hemos aprovechado para reordenar los compartimentos de los kayaks. Hemos bebido bastante agua y la comida también se ha reducido. Necesitamos redistribuir los pesos.

Una vez que ha quedado todo ordenado, nos disponemos a preparar la cena, pero justo cuando cogemos los trastos, aparece otro 4X4 verde con cinco personas dentro.

Esta vez son los forestales. Como dos tontos intentamos disimular, pero evidentemente nos habían visto. Frenan de golpe, y baja el conductor. Es un hombre joven, con barba. Igual que el día anterior, muy amablemente nos pregunta si tenemos permiso y nos dice que no podemos estar ahí. Le explicamos, que ha sido por causa mayor, que el mar ha estado todo el día levantado y era imposible navegar.

Dice que lo comprende, pero... le decimos que a primera hora de la mañana siguiente, con el sol, partiremos rumbo sur. Parece que realmente se hace cargo de la situación, y nos dice que hará la vista gorda, pero que intentemos al día siguiente acabar con la navegación en la isla. Según el, estar en ella tiene una multa penal muy alta. Pensando que quizás no podamos acabar toda la parte este de un tirón al día siguiente, le pregunto si hay una zona, mas adelante donde se pueda parar, pero al parecer no la hay. Le comento el problema de distancias, y dice que lo único que el puede hacer, es volver a hacer la vista gorda si nos encuentra, pero que no podía responder de lo que pasaría si algún compañero suyo nos encuentra. Hablamos sobre los permisos, que nadie me ha dicho como pedirlos, ni que tuviera que pedirlos, tal y como nos había comentado el señor de verde del día anterior,(evidentemente sin decir que ya nos habían dado la charla) y dice que no se dan permisos, que aunque lo hubiésemos pedido no los hubiésemos obtenido. Supongo que no se deben dar de un día para otro y a cualquiera, pero si con un informe de la actividad o algo así. Le decimos que este tranquilo por el entorno, que no estropearemos nada ni notaran que hemos estado allí. Sonríe y tras darnos la mano nos deja. Fffffffffffffffffffff

Así es que ya que éramos delincuentes encubiertos, ya podíamos estar tranquilos. A cenar. Hoy el menú será un maravilloso puré de patatas con gusto a nata y unos Frankfurts. Acompañado, como no, del correspondiente trifásico.

Preparamos los sacos y a dormir. Mañana hay que salir de aquí.

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